¿Qué son los antioxidantes?

Para entender el mecanismo de acción de los antioxidantes, primero debes tener claro cómo envejecemos.

El oxígeno producido por las células del organismo cuando se transforman los nutrientes origina la producción de unos compuestos de desecho, llamados radicales libres, que están relacionados con el proceso de envejecimiento. Éstos son tan activos y oxidantes que pueden incluso degradar las estructuras de nuestras células, llegando a afectar negativamente al funcionamiento de los tejidos u órganos.

La producción de radicales libres se debe al propio metabolismo de los nutrientes, por lo que es permanente. ¿Cómo luchar frente a ello? Muy fácil, gracias a la acción de otras sustancias que protegen de la oxidación: los antioxidantes.

Definición
Los antioxidantes son moléculas capaces de bloquear el inicio de la cadena de reacciones de oxidación causadas por los radicales libres.

Provienen básicamente de lo que comemos, dado que nuestro organismo no puede sintetizar la mayoría de ellos. Y decimos la mayoría porque también se generan antioxidantes de origen enzimático, sintetizados por el propio organismo.

Debes tener en cuenta también que en la madurez, por el mismo proceso natural de envejecimiento, la oxidación de los tejidos se acelera. El envejecimiento implica un peor funcionamiento de los sistemas de defensa antioxidante del organismo, lo que hace aún más necesario un aporte adecuado de sustancias antioxidantes para hacer frente a la agresión de los radicales libres.

Es importante que tu dieta incluya suficientes alimentos ricos en ellos, como la fruta y la verdura. Por contra unos menús desequilibrados, así como un consumo excesivo de alcohol y de tabaco, entre otras causas, puede generar lo que se conoce como "estrés oxidativo" que está relacionado con el desarrollo de numerosas afecciones crónicas.

El estrés oxidativo afecta especialmente al sistema cardiovascular y está vinculado a enfermedades como la diabetes, el cáncer, el Alzheimer o el Parkinson.

Dónde encontrarlos
Las dietas abundantes en frutas y verduras poseen altas concentraciones de antioxidantes (vitamina C, carotenoides, compuestos fenólicos...). Pero no te confundas: un consumo excesivo no incrementa los resultados positivos y puede, incluso, representar un riesgo para la salud por un efecto rebote.

 En definitiva, un régimen dietético saludable proporciona suficientes antioxidantes, como los siguientes:
La vitamina A es un buen protector antioxidante (si procede de fuentes vegetales) y es esencial para el crecimiento. Se encuentra en los alimentos de origen animal.

Los carotenoides tienen grandes efectos preventivos para evitar la oxidación y además son importantes precursores de la vitamina A. Son ricas en este antioxidante las frutas y hortalizas de color naranja (zanahoria, calabaza, melocotón, naranja, albaricoque...).

La vitamina C posee importantes propiedades contra la oxidación, ayuda a prevenir trastornos degenerativos y además facilita la absorción de otras vitaminas y minerales. Los pimientos verdes son uno de los alimentos que más vitamina C aporta. También la encontrarás en la coliflor, las naranjas, las fresas y el kiwi.

La vitamina E actúa como neutralizador de radicales libres, especialmente en las partes lipídicas (grasas) de nuestras células. Incluye en tu dieta frutos secos y aceites vegetales (de oliva, de girasol, de soja) y estarás aportando a tu organismo una buena dosis de esta sustancia.

El selenio es esencial para generar la defensa antioxidante del organismo. Son ricos en él los cereales integrales, el marisco ya buena dieta mediterránea.

Los compuestos fenólicos presentan una gran capacidad antiinflamatoria, y esto incrementa la resistencia a determinadas enfermedades. Además de sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, se les atribuyen otros beneficios para la salud como son un efecto vasodilatador, anticancerígeno, bactericida o antialérgico. ¿Dónde puedes encontrarlos? En alimentos como las berenjenas, las uvas y el té.

Las principales fuentes de antioxidantes en nuestra dieta son los alimentos de origen vegetal. Según datos de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, las frutas son los alimentos con más capacidad antioxidante (37%), seguidas del pan (21%), las patatas (12%), el cacao (9%), las legumbres (5%), los frutos secos (3%) y el aceite de oliva (2%).

La capacidad antioxidante de un alimento responde no sólo a su composición y a la acción conjunta de todas las sustancias que lo componen, también depende del clima, de los nutrientes del suelo, del proceso de conservación y de la forma de consumirlo (crudo o cocinado, con piel o pelado...).

La buena dieta mediterránea
Las principales fuentes de antioxidantes en nuestra dieta son los alimentos de origen vegetal. Según datos de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, las frutas son los alimentos con más capacidad antioxidante (37%), seguidas del pan (21%), las patatas (12%), el cacao (9%), las legumbres (5%), los frutos secos (3%) y el aceite de oliva (2%).

La capacidad antioxidante de un alimento responde no sólo a su composición y a la acción conjunta de todas las sustancias que lo componen, también depende del clima, de los nutrientes del suelo, del proceso de conservación y de la forma de consumirlo (crudo o cocinado, con piel o pelado...).

La dieta mediterránea constituye un buen ejemplo de cómo ingerir de forma suficiente y equilibrada los nutrientes y sustancias antioxidantes. Y aunque también pueden encontrarse en suplementos o alimentos enriquecidos, estos productos no deben sustituir las raciones recomendadas de frutas y verduras en la dieta (5 al día).

Se ha visto también en algunos estudios que la práctica regular y moderada de ejercicio físico aumenta la capacidad antioxidante del organismo.


Fuente:Noscuidamos.com

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