Leche materna: nada mejor en los primeros meses

No hay tu tía: hasta los seis meses de vida los niños deben alimentarse exclusivamente con leche materna.

Quien diga que la teta no es suficiente, ¡está equivocado! Además de todos los nutrientes que ellos necesitan, este alimento los protege contra la mayoría de las enfermedades infecciosas, que son el coco de los niños. Para completar, el amamantamiento fortalece los vínculos de afecto entre las mamás y sus hijos. ¿Quieren más?

Así que hay que dejarse de tanta bobada, tanto cuento y tanto mito sobre el tema. Aquí van algunos de los más comunes:
Sin excepciones: todas las mujeres pueden amamantar. Insisto: todas. Aquí no valen el tamaño de los senos ni el tipo de parto ni el cuentico de que no pueden hacerlo, porque sufrieron de alguna enfermedad. Los casos en que amamantar no es posible, que son muy pocos, los define el médico, no las tías ni el Internet.

Suficiente: la cantidad de leche que una mujer produce nada tiene que ver con el clima, con la genética, con el biorritmo o con la suerte. Entre más se ponga a mamar al niño, más leche se producirá. Así que adelante...

Nada de aguada: tenga en cuenta que cuando el niño empieza a chupar, la leche es un poco aguada (como descremada), lo cual calma la sed. La que sigue es un poco más "entera" y al final es como un rico postre cremoso. Por eso es importante vaciar por completo el seno.

Dieta especial: no es cierto que los niños se enfermen por tomar leche materna o que las mamás necesiten una dieta especial cuando están lactando. Vale decir que los alimentos que la mamá consume sí influyen en el cambio de color y de sabor de la leche.
El niño se adapta; de hecho, es un entrenamiento para su futura alimentación.

Precaución: no está de más que las mamás no se excedan con el consumo de café, chocolate y bebidas colas.

¿Caídos? Uno de los mitos que limitan el amamantamiento es el cuento de que deforma los senos... A ver, hay que ser claros: la lactancia modifica los senos, eso es cierto; es más, a la segunda o tercera semana de estar dando pecho, éstos se ablandan, es decir, que se ponen en mejores condiciones para producir leche.
Eso no quiere decir que se estén cayendo o que se vayan a quedar así.

Por último: entiendan que los biberones y los complementos aumentan ocho veces el riesgo de que los bebés los prefieran en lugar del seno. No siempre los niños lloran por hambre. Las grietas en los pezones se deben más a la forma de amamantar que al tipo de piel. Sólo el médico dice cuándo no amamantar.

Fuente: El tiempo.com/Salud

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