Claves para una siesta saludable

La siesta o el dormir después de la comida es un hábito muy instaurado en España, especialmente en el sur.

Otros países la alaban, después de comprobar lo bien que sienta al cuerpo, y se lamentan de no poder seguirla ya que sólo dejan pocos minutos para el almuerzo, como consecuencia de unos horarios laborales más intensivos.

No sólo la siesta nos diferencia de la mayoría de nuestros vecinos europeos, también los almuerzos. En otros países son muy livianos, a base de ensaladas, pasta o sándwiches, debido al poco tiempo destinado para comer y también para que la digestión no interfiera en la atención y rendimiento a la hora de trabajar.

En parte de España las comidas del mediodía son bastante abundantes, y por ello las digestiones más pesadas. Esto no ayuda a iniciar inmediatamente el trabajo y se suele dar más tiempo para 'reposar' la comida.

Algunos aprovechan este momento para echar la siesta, sentados o incluso en la cama y con pijama. Y decimos algunos porque los datos señalan que sólo el 16% de los españoles duerme la siesta en estos momentos. Sin duda, en este porcentaje influye el hecho de que en muchas comunidades autónomas los mediodías se han acortado, intentando emular el horario europeo.

¿Es realmente saludable la siesta? 

En los países mediterráneos, y especialmente en España, la obesidad es muy alta. ¿Puede tener la siesta algo que ver? Estudios con casi 5.000 personas publicados en la revista SLEEP en 2007 relacionan las siestas de larga duración con más altos índices de depresión, más enfermedades cardiovasculares y peor estado de salud.

Pero esto no es todo: investigaciones realizadas con adolescentes indican que sus ritmos circadianos se retrasan y suelen irse a dormir más tarde. Al no descansar lo suficiente por las noches están especialmente adormilados por las mañanas, y esto provoca un déficit de atención. 

Teniendo en cuenta estos casos, ¿es recomendable la siesta? Sabemos que tras una comida copiosa existe una concentración de la sangre alrededor del aparato digestivo humano, que deja los miembros más externos como piernas y brazos con menos flujo sanguíneo. 

Por eso no se recomienda hacer deporte justo después de comer. Otra de las consecuencias de una comida abundante es que el cerebro está menos irrigado, lo que facilita la aparición de sueño. La siesta, siempre y cuando dure sólo unos minutos, facilita todos estos procesos y, al despertar, nos encontramos más descansados.

El secreto de su éxito, pues, está en su duración. Las personas que se encaman suelen dedicarle a la siesta un tiempo excesivo, a veces una o dos horas. Estas largas siestas no sólo no son necesarias, sino poco aconsejables.

En resumen, podemos decir que entre 15 y 30 minutos son los márgenes más adecuados para hacer la siesta, quien pueda y la necesite. Siguiendo estas pautas parece que incluso relaja nuestro cerebro y aumenta la creatividad. 
Fuente : noscuidamos.com



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